En las últimas semanas he visto como varias personas, más o menos cercanas, sufrían una pérdida amorosa, y he visto las diferentes reacciones pero todas tenían algo en común: sufrimiento.
He visto lágrimas caer, sonrisas forzadas que lo único que buscaban era evitar más lágrimas, gente llevándose a su límite castigando el hígado para que doliera más que el corazón. He visto cerrar bares agarrándose a un clavo ardiendo para no pasar una noche en soledad.
Al final todas son maneras diferentes de sobrellevar la pena, Cada uno lleva "el luto" a su manera, hay quien lo muestra claramente y no se avergüenza de sentirse así, es un estado que hay que pasar para nuevamente ser feliz. Otros deciden mostrarse como no son, y se ponen una coraza en forma de "colonia" mezclada con refresco.
Hay quien se pregunta cuanto durará este estado y se lamenta de estar así, y quien decide que tiene que pasarlo, que pasará como sea, pero que mientras tanto necesita vivir su vida y no parar.
Nadie sabe cuanto dura, ni como pasará, pero al final pasa.
Los días pasan, las semanas pasan, y los corazones se curan. Algunos se curan después de mucho tiempo, otros se curan casi al instante, como si al final todo haya sido una liberación y otros sin embargo no se curan nunca, tan sólo van poniendo una tirita sobre otra hasta que ya no pueden más.
A veces, observando, te das cuenta de los errores que cometiste en el pasado son una gilipollez, que has tardado mucho en reponerte, o sencillamente que no merecia la pena.
Y la verdad es que nunca es tarde para darte cuenta y aprender la lección, porque el camino, aunque a veces sea duro, merece la pena